Comienzo del Acto III de "Mi hija y la ópera"

«Algo más de un lustro ha transcurrido desde que concluí el manuscrito, mi vida ha evolucionado considerablemente, ya no soy la misma Violeta de entonces, ahora puedo hacer gala de ser una persona equilibrada y madura sin ningún género de complejos, quienes me conocen de antaño afirman que mi mirada infunde armonía y tranquilidad, nada que ver con mi vieja expresión tortuosa que inspiraba suspicacia y en ocasiones antipatía. Gracias a los ejercicios de meditación que practico a diario y a la lectura de libros de filoso­fía oriental he logrado un estado emocional imperturbable y proyectar una conciencia profunda a mi existencia.»

Comentarios

Entradas populares de este blog

Isidoro Galisteo, de Úbeda, Jaén

Carta abierta a mi hija, mientras Madrid y Barça se disputaban una copa...

Página 95 de «Mi hija y la ópera»