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Mostrando entradas de abril, 2020

Volumen 10 de «Mi hija y la ópera»

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9    La estupidez de la adolescencia —la cual admito, ahora, una década más tarde— aumentó mi inseguridad. Y por si fuera poco para mi timidez, un nuevo reto se presentó cuando un par de individuos de apariencias dispares comenzaron a frecuentar nuestra casa: Juan y Pedro. El primero, un joven de apenas veinte años, de pelo de punta, vestido siempre con camisetas de manga corta, las cuales remangaba para exhibir en sus huesudos hombros y, en entre otros tatuajes, el amor que profesaba a su madre. Escuálido, barbilampiño y blasfemo, extraña era la frase que no fuera precedida con un « cagoendios », expresión que, en adelante, escribiré siempre junta como si fuera una sola palabra, una muletilla sin sentido evitando caer en su ordinariez. El segundo, Pedro Romero Gargallo (siempre incluía sus dos apellidos cuando hablaba de sí mismo, decía que se debía estar orgulloso de los nombres que heredábamos de ambos padres), era un idealista de espíritu filosófico, de cabello castaño os

Volumen 9 de «Mi hija y la ópera»

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8    Dani se convirtió a partir de aquel momento en la única persona que entraba en nuestro hogar. Un vendedor ambulante, cuyo nombre era Domingo, también se acercaba cada mañana a casa, pero nunca sobrepasaba la valla que delimita la parcela, tocaba la bocina muy temprano anunciando su llegada y nos traía los pedidos de todo tipo de productos y tomaba nota de los siguientes. Siempre lo atendía mi padre desde la verja, que abría para que el viejo pudiera dar la vuelta sin demasiadas maniobras. Yo nunca trataba con él; por eso, apenas si conocí a ese señor hasta poco antes de jubilarse.    El tiempo que mi padre y yo dedicábamos a Yako en aquellos meses de oscuridad nos sirvió para domesticarle. Una pelota de tenis era su juguete preferido, nunca se hartaba de perseguirla. Qué diferencia con los humanos, que enseguida acabamos aburriéndonos de lo mismo. Bueno, todas las personas, exceptuando al maniático de mi progenitor. Repetitivo hasta la enajenación, la narración de un día