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Mostrando entradas de 2014

Carta abierta a mi prima Maribel

Estimada prima, supongo que nos veremos dentro de un rato pero me será imposible decirte nada y tan sólo podré consolarte con un abrazo. Por eso te escribo estas palabras a modo de carta abierta. Nada en la vida debe ser tan duro como sobrevivir a un hijo y ese durísimo trance lo estás sufriendo ahora. Creo que hablo en nombre de todos tus primos si te digo que estamos profundamente consternados. El 20 de septiembre de 2014 será una fecha que jamás olvidaremos y marcará el devenir de nuestra familia por esta tragedia tan difícil de superar. Siempre tendremos a Esteban Luján Martínez en nuestra memoria y, con ello, conseguiremos que su huella en la vida nos marque convirtiéndonos en mejores personas. Se nos ha ido un primo al que todos adorábamos, pero no se ha ido del todo porque seguiremos su ejemplo recordándole hasta el final de nuestros días. No soy la persona más apropiada para decir esto, pero pienso que tarde o temprano volveremos a estar con él. En cualquier

Libros: Mi hija y la ópera, de José Antonio Frutos Romero....

Libros: Mi hija y la ópera, de José Antonio Frutos Romero.... : Mi hija y la ópera es un libro ciertamente interesante y original. Está organizado como si de una ópera se tratase: en tres actos y un f...

UN CLIENTE, UN AMIGO

   Hace un par de décadas, cuando comencé en el mundo comercial escuché una frase de mi padre que he recordado como un lema. Resulta que un cliente que se estaba llevando una ganga quería hacer un último regateo arguyendo la amistad que tenía con mi padre a lo que éste le respondió « Es que todos mis clientes son amigos ».    Esta es una máxima que conoce cualquiera que regente un comercio de proximidad (lo que antiguamente se denominaba como “tiendas de barrio”).    Yo, en la medida de lo posible, intento aplicarla en el día a día, al punto de que en ocasiones me han preguntado, por ejemplo, por qué voy a tal supermercado cuando en tal cadena sale más barato; a lo que yo siempre respondo “porque me conocen”. Y es cierto, que prefiero gastarme un par de euros más en un sitio donde me saludan por mi nombre que en un establecimiento donde con voz nasal y sin mirarme a los ojos me preguntan si poseo cierta tarjeta de descuento.    Y es bastante inteligente esta postura p