Inneggiamo (Cavalleria Rusticana) Mascagni

Mi hija y la ópera
ACTO 2 Capítulo VIII (Fragmento páginas 151 y 152)

    Durante el trayecto, ya en la provincia de Albacete, comenzó a llover, no podía conciliar el sueño pensando en mis complejos, en los comentarios insultantes y en las caras prejuiciosas de todas las personas que trataban conmigo, como si fuera retrasada, como si mi aspecto definiera mis sentimientos y emociones, lloré en silencio, no quería que mi padre se distrajese con mis deseos no cumplidos de ser normal, el ruido de los coches que se nos cruzaban a toda velocidad en aquella carretera mojada y la melodía de “Inneggiamo” de Cavalleria Rusticana que afortunadamente fue elevada de volumen, atenuaron el sonido de mis amargos suspiros, lágrimas de lluvia caían desde el cristal del coche justificando mi pena ¿Alguna vez podría pasar desapercibida?, ¿por qué se me otorgaba una personalidad determinada por tener un aspecto concreto? Todavía hoy sigo sin encontrar respuestas a aquellas preguntas.

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Página 9 de «Mi hija y la ópera»

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