Capítulo 3, Acto III, de «Mi hija y la ópera»

Pasaje del Capítulo 3, Acto III, de Mi hija y la ópera.


«Cerré con llave desde dentro de la tienda aprovechando la tranquilidad y discreción que me ofrecía el establecimiento de la pareja de mi padre. Esperé unos minutos con la puerta cerrada al público y allí constaté el resultado positivo del test que no vaticinaba ni el más fatídico de mis augurios.

   Mareada por los acontecimientos, que como las olas de un tsunami me batían inclementes, me acerqué al mismo inodoro donde había estado sentada impacientemente minutos antes y vomité todo el desayuno y buena parte de mis jugos gástricos. Bajé la tapa aturdida y empapada de gélido sudor, apoyé en ella mi cabeza. Sin haberme desmayado nunca, intuía que estaba a punto de perder el conocimiento.»

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Página 9 de «Mi hija y la ópera»

Isidoro Galisteo, de Úbeda, Jaén