Capítulo 28, Acto II, de «Mi hija y la opera»

Final de manuscrito La hija del Leñador de Mi hija y la ópera:



«Dejamos a Marisa en su comercio, nos dijo que tenía que atender unos asuntos profesionales antes de llegar a casa, Pedro nos saludó desde el interior de la tienda sosteniendo un marco con su mano, mi padre y yo sin abandonar el vehículo devolvimos el gesto y partimos a casa. Con la sensación de soledad que me ofrecía el asiento desocupado de al lado comencé a llorar mientras escuchaba la melodía de Una furtiva lagrima de Donizzeti y callejeaba por las calles del pueblo, liberándome así del dolor punzante que me producía el nudo en la garganta desde que partí del hospital. Prometí entre sollozos a mi progenitor que comenzaría en breve a escribir un libro, una novela. Me reservé a anunciarle algo que acababa de decidir, una historia cuyo argumento trataría de mi vida y de la única persona que ha sido mi verdadera familia: MI PADRE.
   Tres largas jornadas de bloqueo emocional transcurrieron desde aquel momento hasta el 19 de diciembre, fecha en que comencé este manuscrito. También han sido tres los días que he invertido en realizar este borrador a través de mis memorias escritas en un diario, tejidas, eso sí, con todos aquellos recuerdos que mi mente ha podido rescatar desde la más remota de mis remembranzas, allá, en la noche de los tiempos.
   Este relato termina sin llegar a un desenlace, aunque el fin está bien claro desde que mi padre optó por negarse al tratamiento aún sin saber él que ese impedimento le supondrá la muerte. Paradojas del destino, hoy, día de la Lotería de Navidad, es el que hemos escogido Marisa y yo para comunicarle a mi padre que está viviendo el final de sus días.

   Extenuada por las numerosas horas frente al ordenador en las últimas fechas doy por concluida esta singular biografía, procuraré quedar dormida en pocos minutos con el suplicio del presente combatiendo a favor del insomnio, anhelando despertar con el convencimiento de que todo lo que aquí se ha escrito haya sido una aciaga pesadilla.»



Si quieres hacerte con la novela en formato eBook, pincha el título de esta entrada de blog.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diferencias entre paneles térmicos y fotovoltaicos

Página 9 de «Mi hija y la ópera»

Isidoro Galisteo, de Úbeda, Jaén