Párrafo del Capítulo 7, Acto I de "Mi hija y la ópera"
«Ella le abrazó durante unos segundos, después, Andrés se dirigió en silencio frente al piano pegado a una de las paredes del salón. Comenzó a pulsar algunas teclas, de forma inconexa, sin melodía alguna. Su único propósito era esconder su rostro del campo de visión de su mujer. Unas lágrimas se precipitaron sobre el teclado.»