Intermezzo (Cavalleria Rusticana) Mascagni

Mi hija y la ópera
ACTO 3 Capítulo V (Fragmento página 379)
    Desperté aturdida y confusa tras una rara pesadilla, en ella se mezclaba la música con la que me quedé durmiendo, concretamente, el fragmento de “Intermezzo, en la fantasía del sueño aparecía mi padre en esa misma habitación, murmuraba para sí pensativo y orgulloso: “Mi hija y la ópera”, frase que repitió varias veces mientras asentía levemente con la cabeza, abrió el libro, que cerró al cabo de unos segundos, ya no leía, usaba aquel volumen para detener su vista y pensar, sonreía resignado y consumido por el cáncer, se quitó los tubos que le proporcionaban oxígeno, y echó el último trago al whisky, movió ligeramente la cortina, la tarde hacía brillar los tejados de las casas del pueblo, una última mirada nostálgica a aquellas vistas que durante el final de su vida le habían acompañado, divisó el paisaje durante unos segundos y luego dirigió la vista a la cama, a mí, que permanecía observando con fascinada quietud. Afirmó con la cabeza, dándome su beneplácito, se acomodó en la mecedora, cerró los ojos y unas lágrimas cayeron a sus labios que dibujaban un rostro amable, tranquilo, en paz.

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Página 9 de «Mi hija y la ópera»

Isidoro Galisteo, de Úbeda, Jaén