Debemos acelerar la transición ecológica



   Si hay algo que tenemos que asumir una vez se va asentando la «nueva realidad» en nuestras vidas es que el mundo ha cambiado para siempre. La crisis del COVID-19 ha puesto patas arriba a la Humanidad. Buena parte del planeta ha estado confinado —o lo sigue estando—, y a nadie le ha sido ajeno que durante el confinamiento ha habido una mejora de la calidad del aire, se han roto los registros de lluvia en un mes de abril (al menos en Murcia), y cuando hemos tenido la oportunidad de volver a la montaña la hemos encontrado esplendorosa como nunca.
   La ausencia del ser humano, indudablemente, sería un gran alivio para el planeta, pero esa no es una solución. En estos últimos meses la disminución de la energía generada a partir del carbón (en la Unión Europea) ha sido superior al 25%. Otro dato llamativo registrado en el viejo continente es el del 10% de reducción de la demanda eléctrica. Y de todos es conocida la caída del precio del petróleo durante este tiempo. Sin embargo, y según un estudio realizado por el grupo tecnológico finlandés Wärtsilä, las energías renovables han experimentado una importante subida hasta alcanzar el 43% del mix energético. O sea, las energías limpias están cerca de la mitad de la energía que se produce en la UE.
   Aunque ahora mismo parezca una utopía debemos acabar cuanto antes con la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón…) y apostar sin más dilación por las energías renovables: solar, eólica, hidráulica, biomasa… Todos debemos aportar nuestro granito de arena para que las generaciones venideras se encuentren con un mundo habitable. Y no es baladí el asunto, quizá, si algo bueno ha traído la crisis del Coronavirus sea la de un nuevo despertar con una mayor concienciación medioambiental.
   No en vano, parece que las instituciones gubernamentales quieren fomentar este paso con ayudas. Y solo hay que ojear algunas páginas relacionadas con las energías renovables para encontrar, en esta semana, estos titulares:
«Bruselas destina 1.000 millones de euros a financiar proyectos innovadores en tecnologías limpias» (energias-renovables.com).
«Baleares destina 20 millones de euros a impulsar parques fotovoltaicos e instalaciones solares para autoconsumo» (energias-renovables.com).
«Murcia simplifica los trámites administrativos para reactivar el sector fotovoltaico tras el COVID-19» (elperiodicodelaenergia.com).
   Pero de poco valen estas ayudas si nos ponemos la «traba mental» de que nuestra contribución va a servir de poco, o que estas energías son mucho más caras, cosa que no es cierta. El ahorro que produce es a corto-medio plazo amortizable. Muy raro es el caso en el que antes de los quince años (por lo general, bastante antes) no se haya pagado con creces la inversión con la reducción que ha supuesto en el consumo de la luz eléctrica. Ahora está en cada uno el poder tomar la decisión. ¿Es que acaso no queremos contribuir a la creación de un mundo mejor?

   Gracias por leerme, sigan con sus cosas.

Fuentes: energias-renovables.com, quantumenergia.es, elperiodicodelaenergia.com
Imagen: Cinco Días

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