La luz de la felicidad y la concienciación


Ayer estuve conversando con la gerencia de una importante empresa de energía que quiere abordar el fascinante mundo de las energías renovables. Sabedores de la demanda que poco a poco va requiriendo el mercado solicitaron mi presencia para tantear en qué aspectos y a qué nivel podría colaborar yo con su empresa (lo que ha sido un halago para mí).
No es la conversación que mantuvimos, obviamente, el asunto a tratar en esta especie de artículo-reflexión personal que realizo en «voz alta», sino de los distintos porqués por lo que soy feliz en este sector de las renovables y más concretamente de la energía solar.
Al finalizar la entrevista les dije a estos amigos, que finalmente no sé si acabarán como colaboradores o competencia, que gracias al mundo de la energía solar me había realizado como profesional porque:

1.      Estoy contento de ofrecer a los clientes la oportunidad de sacar provecho (o sea, dinero) mediante el ahorro de luz eléctrica que produce la instalación de paneles fotovoltaicos.

2.  Satisfecho también de contribuir a que estos clientes reduzcan la huella de carbono (luz eléctrica que no se gasta, carbón o petróleo que no se quema para generar esa energía), y por tanto de comenzar a «limpiar» el planeta.

3.    Y en un ámbito más amplio, en poner mi granito de arena a que este mundo sea un poco más habitable para las futuras generaciones. Otra cosa es que se consiga.

No es baladí este último punto porque no todos los que apoyamos las causas medioambientales tenemos, por suerte, el peso mediático de Greta Thunberg (la joven activista sueca), ni falta que hace porque nuestro discurso seguramente no sería tan contundente. Por cierto, una parroquia luterana está considerando a esta adolescente como la Sucesora de Jesucristo, y no me extraña, porque más de uno está comenzando a crucificarla. Bromas aparte, no es que yo quiera meterme ahora en asuntos políticos, pero sí que hay que rendirse a la evidencia: la energía solar tendrá muchos «peros», pero es una importante solución medioambiental y muy rentable para el cliente, punto.

Así que, feliz por seguir creciendo en este mundo y termino con esa frase que se le atribuye a Confucio: «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida».

Gracias por leerme, sigan con sus cosas.

Foto: Greta Thunberg (Cordon Press).

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