Reduzcamos la huella de carbono
Si hay algo que verdaderamente me apasiona
de las energías renovables —además de mi pequeño aporte hacia el
medioambiente— es la gran cantidad de puertas que se abren de manera fácil, tanto
en sector industrial como a nivel particular, por el gran beneficio económico que supone apostar por estas energías
ya no a medio plazo, sino de carácter casi inmediato. Esto no ocurría antes,
por supuesto, el abaratamiento de la tecnología, la constante subida de la luz eléctrica
y las últimas medidas gubernamentales conllevan a que estemos en el mejor
escenario posible para tomar la «gran decisión».
En mi cada vez más dilatada experiencia en
el mundo de la energía solar me he topado con empresarios muy concienciados con
el medioambiente, puede que en parte sea por reputación de marca, pero no deja
de maravillarme que hablen de contribuir a su reducción de huella de carbono para al menos poner su granito de arena a que sus
nietos tengan un mundo mejor. Es un verdadero placer coincidir con este tipo de
personas, especialmente en el mundo empresarial.
Y no es baladí el asunto, porque los que ya
tenemos unos cuantos años a las espaldas estamos siendo testigos de un
irrefrenable cambio en el planeta cuyas consecuencias nadie puede predecir.
Quizá esté en nuestra mano, la de cada uno, y no en la de los gobiernos, el
poder paliar los efectos del cambio climático, reduciendo nuestra particular huella de carbono (que no solo es cosa
de las empresas), para que nuestros nietos y su descendencia puedan ver la luz
del sol.
Recuerda, cada vez que pulsas un interruptor,
la electricidad necesaria para encender la luz casi seguro que proviene de
quemar carbón, petróleo, gas… o de una central nuclear.
¿Sumamos reduciendo? De ti depende.
Si quieres
más información sobre la huella de
carbono pincha aquí:
En la imagen una central de producción eléctrica a base de
carbón.
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