¿Eres pionero o imitador?


   Estamos ante una realidad cada vez más evidente: las energías renovables, ¡ya era hora!, están comenzando a consolidarse como la mejor alternativa a las convencionales, que además de caras, contaminan y, lo que es casi peor, «dirigen» gobiernos y medios de comunicación. 

   En cuanto a la energía solar, y especialmente a la fotovoltaica, gracias a las últimas medidas del gobierno en este ámbito, ya no sólo nos producirá energía para ahorrarnos factura de la luz, sino que producirá energía que inyectará a la red cuando no la necesitemos y obtendremos un importante beneficio a cambio.

   Es decir, si antes, generalmente las empresas le sacaban un rendimiento a los paneles fotovoltaicos cuando su actividad coincidía con las horas diurnas. Ahora los particulares, que durante el día están fuera de casa y por tanto consumen menos en las horas solares y, por qué no, también las empresas en los días no laborables, sacarán mayor provecho si cabe a su instalación de módulos solares.

   Ya están hechas las cuentas, se ahorra siempre y la amortización se va a pocos años según el consumo eléctrico que tuviera la empresa o particular. En el caso de que el pago de la instalación fuera financiado, el ahorro es inmediato, ya que, salvo contadas ocasiones, el pago de la financiación es menor que el ahorro de la luz que, por cierto, sube cada año.

   Ahora toca dar el paso ya que sabemos que el beneficio no es largo plazo sino inmediato. Hay tres grandes grupos de clientes en este aspecto. Primero, los que son motivados por el ahorro; segundo, los que les mueve una concienciación medioambiental; y, tercero, los que son dan el paso por imitación, cuando ven que sus vecinos ya están beneficiándose del sol. 

   En cualquiera de los casos, siempre será una medida positiva para el planeta, pero en los dos primeros casos, ahorro y concienciación medioambiental, hay un espíritu de emprendedor que no posee el que copia al vecino, y ¿tú qué eres pionero o imitador?

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