Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como novela

MI HIJA Y LA ÓPERA — Volumen 29

Imagen
28    Avistamos la mirada glacial e indiferente de Marisa al otro lado del pasillo, junto a otras personas que aguardaban la llegada del vuelo de Madrid, en el Aeropuerto de Alicante. Era la una de la tarde del pasado martes 14 de diciembre. Nos recibió con una mueca que pretendía fingir una sonrisa. Parecía mucho más mayor, y sus ojeras evidenciaban un rostro fatigado que yo atribuí a la resaca de un fin de semana agitado. Más raros fueron los dos besos atropellados con que saludó a su hija en relación al profundo abrazo que me ofreció sin pronunciar palabra.    Marisa dejó conducir a su hija de regreso a casa, había venido a por nosotras en el automóvil de Isabel, un utilitario en cuyo maletero solo cabía la mitad de nuestro equipaje, a pesar de la insistencia de «nuestra madre» me senté en el asiento de detrás, con mi maleta a la izquierda.    —¿Os lo habéis pasado bien? ¿Qué tal los rascacielos, se ven tan altos como en las películas? —preguntaba con indisimulada apat

MI HIJA Y LA ÓPERA — Volumen 25

Imagen
24    Hasta este pasado mes de noviembre nunca había visto a mi padre acudir al médico. Sin embargo, en una misma semana visitó el centro de salud del pueblo en dos ocasiones, Marisa nunca le dejaba ir solo, yo les acompañé en la segunda cita, cuando lo derivaron al Hospital Comarcal del Noroeste, en Caravaca de la Cruz.    Los médicos del hospital nos tranquilizaron sobre su estado informándonos de que su deterioro físico podría responder a un virus del sistema digestivo.    Marisa y yo nos encontrábamos ante varias situaciones que debíamos resolver, una de ellas era la del viaje a Nueva York, mi pretensión en principio era cedérselo a ellos. Esa alternativa era ahora imposible, mi padre no se hallaba con la salud necesaria para realizar un desplazamiento de tanta distancia a dos semanas vista. Tampoco podría acompañarme Marisa, que debería de estar a su lado cuidándolo. La única opción posible era la de buscar en mi entorno más próximo una compañía para mi marcha a Esta

MI HIJA Y LA ÓPERA — Volumen 24

Imagen
23    A mis veintitrés años solo hay dos cosas de las que puedo hacer gala: mi talento frente al piano y mis conocimientos de música clásica. De ambas virtudes estoy orgullosa, pero siempre he creído que nunca podría exhibirlas fuera del círculo más próximo. Ha sido en este último año cuando he conseguido realizarme con mis dos grandes pasiones.    Gracias a los consejos de Marisa me desprendí de la losa de la timidez que tanto me atenazaba. Empecé a tocar el piano en el mismo local donde Daniel interpretaba su repertorio de melodías cuando, años atrás, dejó de ser mi profesor. El miedo escénico pude superarlo sin demasiadas dificultades ya que me vi arropada por mi padre y Marisa, y también por Pedro y Soledad que no se perdieron ninguna de mis actuaciones. Sé que Antonio, el tendero, estuvo en el primero de aquellos recitales, medio a escondidas, confundido con la clientela de la barra. Seguramente quiso comprobar con sus ojos lo que vería anunciado en los muchos carteles