Capítulo 17, Acto II, «Mi hija y la ópera»
Pasaje del Capítulo 17, Acto II, de Mi hija y la ópera . «Escuchaba a mi padre cómo le relataba a Marisa el desarrollo del cuarto acto de Las Bodas de Fígaro con un entusiasmo que me rememoró a mi niñez, cuando él me narraba las escenas que podían escaparse a mi comprensión. Ella sostenía una copa de vino y exhalaba suavemente el humo de un cigarrillo. No fumaba ni bebía en abundancia, pero contemplar toda una ópera un viernes por la noche justificaban dichas licencias. Llegué a la cocina atravesando el salón sin que reparasen en mi aparición. El sonido de las cucharadas de cacao tocándose con el cristal del vaso y los treinta segundos del microondas me delatarían con toda seguridad. Pero no hicieron ningún comentario hacia mí, permanecían embelesados contemplando la representación: «…Ahora es cuando Susana se disfraza de la condesa de Almaviva…», «…Aquí, Fígaro se da cuenta del engaño…», «…Esta escena me encanta porque es cuando el conde suplica perdón a la condesa, y bueno, m