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Capítulo 9, Acto II «Mi hija y la ópera»

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Párrafo del Capítulo 9, Acto II, de Mi hija y la ópera: «Supe con el tiempo que, en el pueblo, a los amigos de mi padre los denominaban como «Pedro el listo », y, a Juan, como «El Chapicas » o «El hijo del Chapas ». Pedro formaba parte de una distinguida familia con alto nivel adquisitivo. En la localidad co­rría una leyenda en torno a una tía suya que, por los años cincuenta, en un ataque de locura por celos, seccionó con un cuchillo el cuello de su hijo de menos de un año (que debía de ser primo de Pedro), cuya cabeza decapitada dejó macabramente sobre la cama para que su marido contemplase aquella aterradora imagen. Ella acabó arrojándose a las vías al paso de un tren. Juan, en cambio, pro­venía de un origen humilde, se podría decir que marginal, vivía con sus padres y otros familiares en una cochambrosa vivienda en la periferia del pueblo, en el más absoluto olvido. Por fortuna, una vez finalizado el Mundial, sus escarceos nocturnos fueron descendiendo. Y me alegro ya que, en oca

Capítulo 8, Acto II «Mi hija y la ópera»

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Fragmento del Capítulo 8, Acto II, de Mi hija y la ópera : «Me senté sola en la mesa más cercana a la barra, esperando con timidez y palmaria ansiedad a que el camarero me avisase de que nuestro pedido estaba listo. Uno de los chicos que aguardaban al final del local se acercó al mostrador exigiendo otra cerveza al empleado. Examiné con indisimulable pavor su apariencia, repleto de cadenas, una camiseta de tirantes roja con el nombre de Jordan y el número veintitrés, se expresaba con un acento que no acerté a concretar, pero con toda probabilidad no provenía de los oriundos de Madrid, llamó a su amigo que presentaba claros indicios de borrachera.    —Mira, pana, asómate. Esto sólo se ve una vez en la vida.    El otro, ataviado de una camiseta amarilla que aludía a los Lakers y bajo una ridícula gorra gigante cuya visera protegía de una hipotética luz solar, se levantó raudo de su mesa acercándose con gesto de asombro y la cabeza oblicua como si padeciera tortícolis. Su sonri

Capítulo 7, Acto II «Mi hija y la ópera»

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Párrafo del capítulo 7, Acto II, de Mi hija y la ópera :    «Aquel comienzo de fin de semana fue de luto, ni siquiera la música sonaba con la alegría de otras ocasiones. El silencio entre los cuatro era palpable, mi abuela permanecía ausente y sólo rompía su mutismo en disparatadas conversaciones frente al espejo o el televisor. Yo me sentía tremendamente culpable con mi tía por haberme confabulado con mi padre en sus sombrías intenciones que, por aquel entonces, yo no alcanzaba a comprender por completo. Mi padre parecía derrotado, menos aún que Laura, cuyo semblante, conforme transcurrían las horas iba cambiando de encrespado a afligido. Ambos no se dirigieron la palabra salvo en la mesa con frases del estilo a: "pásame el pan".» Si quieres hacerte con la novela en formato eBook, pincha el título de esta entrada de blog.

Capítulo 6, Acto II «Mi hija y la ópera»

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Fragmento del Capítulo 6, Acto II, de Mi hija y la ópera .    «Descendieron a los veinte minutos, yo continuaba tocando, podría estar horas sin repetir una sola melodía, aparté le vista de las teclas y advertí el desairado aspecto de ambos bajando la escalera, Teresa estaba despeinada y a sus impecables atuendos se les había esfumado el garbo anterior convirtiéndose ahora en ropa arrugada. Disimulando, con el comentario sobre las fantásticas vistas al pueblo que podían divisarse desde los dormitorios, efectuaba un repetido gesto pretendiendo alisar con la palma de la mano la camisa para después insertarla entre su falda y abdomen. Me recordó a los días de colegio en los que la pereza me vencía y me vestía a toda prisa.    Se despidieron detrás de la verja, ya en el carril, con otro abrazo. Prometieron verse en poco tiempo, no se besaron probablemente porque yo estaba allí —como diría mi padre: «sopando»—, el automóvil estaba arrancado, era muy tarde y le quedaba un largo cami

Capítulo 5, Acto II de «Mi hija y la ópera»

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Fragmento del Capítulo 5, Acto II de Mi hija y la ópera :    «Dieron sepultura a mi abuelo el diez de febrero de 1991. Aquella fría mañana de domingo pisé por primera vez el cementerio de Santa Lucía, lugar donde se hallaba la lápida de mi madre y mi hermana, ubicada junto a la de mi abuelo. Mi padre, que tampoco había visitado aquel lugar, me señaló con el dedo las dos pequeñas fotos circulares que permanecían, desde hacía casi una década, a sendos lados de la tumba. Qué incongruente me pareció encontrarme con las sonrientes imágenes de mi madre y mi hermana en aquel macabro espacio. Sus ataúdes ―explicó mi padre— habían sido colocados uno encima del otro. Dos ángeles de piedra simbolizando la vida después de la muerte se postraban, con expresión ausente, sobre el granito gris oscuro donde estaban tallados sus nombres. PATRICIA DOMÍNGUEZ TORTOSA 13 DE OCTUBRE DE 1957 — 12 DE SEPTIEMBRE DE 1981 D.E.P. SUSANA ROSIQUE DOMÍNGUEZ 25 DE DICIEMBRE DE 1978 — 12 DE SEPTIE

Capítulo 4, Acto II de «Mi hija y la ópera»

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Pasaje del capítulo 4, Acto II de Mi hija y la ópera : «El martes a las diez de la mañana la profesora anunció que la autora de la redacción ganadora respondía al nombre de Violeta Rosique. La carta que viene a continuación no ha tenido ningún retoque, fue escrita así hace catorce años: ¿Qué he hecho en verano? Este verano ha sido especial para mí, las clases de piano y las óperas fueron sustituidas en parte por el televisor, un electrodoméstico que apenas usamos en casa. La excusa para encenderlo fue el Mundial de Italia, desde primeros de junio a primeros de julio estuvimos viendo los partidos de España, y cuando perdimos contra Yugoslavia vimos otros partidos importantes como la final: Alemania contra Argentina. Ni a mi tita ni a mí nos gusta el fútbol y, en verdad, a mi padre tampoco. Pero la oportunidad de ver la tele en el salón en vez de estar oyendo ópera y leyendo era única. Los tres animábamos a la selección, sobre todo los goles de Míchel, del que dice mi tita q

FUGITIVO: Capítulo 3, Acto II, «Mi hija y la ópera»

FUGITIVO: Capítulo 3, Acto II, «Mi hija y la ópera» : Final del Capítulo 3, Acto II de Mi hija y la ópera : «En el final de aquel verano no me despedí de mi tía llorando como en los anteriores...