Entradas

MALDIGO AL RELOJ Y SUS CONJUROS

MALDIGO AL RELOJ Y SUS CONJUROS Nadie ignora que todos los relojes parados dan dos veces al día la hora exacta, pero a pesar de eso el tiempo se nos echa encima y a veces nos aplasta. Las horas, son golpes en el mismo centro dorsal de nuestra vida, saltan lentamente desde la altura inequívoca hasta alcanzar el corazón y sus latidos. Quieren disimular a base de dividirse en segundos o minutos, Para quedarse en péndulos danzantes, con músicas o sonidos ilusorios, cucos de madera e hipnóticos sonidos. Maldito, cobarde que sabes la necesidad del sueño imaginario y asesinas el alma de la ilusión onírica. De la obra: El Silencio Imaginario Carlos Gargallo Martínez

Fábula del marinero

Fábula del marinero Caminaba un hombre Descalzo, Sobre la arena, En la playa. Pasó el jinete de escarcha, Calentó sus pies, Dibujó su blanca estampa. Y el hombre quiso bañarse Sin ropas que le estorbaran, Quiso volver a ser niño Y la espuma del mar Besó su dulce cara. Yo vi su sombra en la noche Cuando las sombras se esconden En la oscura madrugada. Yo vi sus ojos azules Navegando entre las olas Para dar color al agua. De la obra: "Noches en vela" Mari Trini Mellado Romero

Mi dirección de Twitter

      Mi dirección de Twitter es la siguiente: http://twitter.com/ Fugitivo_CT , suelo usar esta red social para anunciar en qué bar estoy y cuánto dinero me queda para seguir invitando a cañas.       Yo lo veo muy útil, la verdad.
COETÁNEOS Dirigido a las millones de civilizaciones que tuvieran la oportunidad de leer este mensaje enviado desde este punto del espacio, un día cualquiera de verano. Mi nombre es José Antonio Frutos Romero, un sencillo habitante de un planeta al que llamamos La Tierra, la noche del 10 de agosto de 2011. Claro, la fecha poco importará fuera de mi pequeño universo, pero supongo que debe de ser alrededor de la una de la madrugada del uno de enero del año 13.700 millones, si es que se comenzase a contar los años a partir de lo que en mi mundo se denomina Big Bang, suceso que condicionó la existencia de nuestros mundos por lejanos que pudieran estar. Eso sí, si los datos que proporcionan los científicos de La Tierra son correctos, a saber si medís los años como nosotros y/o el sistema de cifras (como la palabra millones) tiene un sentido allí. Mis vagos (aunque suficientes) conocimientos de astronomía contribuyen a que pueda imaginar la posibilidad de que este mensaje sea leído (e inte

Aledo

    Érase una vez un pueblo recortado en la cima de un un pequeño monte en un lugar llamado Sierra Espuña, de sinuosas calles de pendientes desordenadas, los amables lugareños, sabedores que cualquier foráneo va en búsqueda de una foto parónamica desde el castillo te observa sonriente y silencioso en un lugar cuya mayor virtud, es ésa, la falta de ruidos, de cláxones de vehículos o sonidos de motores a los cuales están acostumbrados los urbanitas de otros lugares como si de una banda sonora callejera se tratara y pensaran que esas circunstancias son las normales para la vida en sociedad.     Es el silencio y las espectaculares vistas desde las alturas, de tierras semiáridas y rojizas, lo que una localidad de pequeñas dimensiones pero de carácter noble nos puede ofrecer.     Y es ahí cuando entiendo por qué lleva siglos acogiendo gente una pequeña población de privilegiados que escasamente supera los mil habitantes y cuyo nombre es Aledo.

Nuevo juramento

    Yo que no juro por Dios, tendré que modificar en breve lo de "Te lo juro por mi hija". A partir de hoy juraré o por mis hijos, o por mis hijas... Todo se sabrá después de la ecografía.     Ya daré cuentas al respecto.

Carta abierta al Universo

COETÁNEOS Dirigido a las millones de civilizaciones que tuvieran la oportunidad de leer este mensaje enviado desde este punto del espacio, un día cualquiera de verano. Mi nombre es José Antonio Frutos Romero, un sencillo habitante de un planeta al que llamamos La Tierra, la noche del 10 de agosto de 2011. Claro, la fecha poco importará fuera de mi pequeño universo, pero supongo que debe de ser alrededor de la una de la madrugada del uno de enero del año 13.700 millones, si es que se comenzase a contar los años a partir de lo que en mi mundo se denomina Big Bang, suceso que condicionó la existencia de nuestros mundos por lejanos que pudieran estar. Eso sí, si los datos que proporcionan los científicos de La Tierra son correctos, a saber si medís los años como nosotros y/o el sistema de cifras (como la palabra millones) tiene un sentido allí. Mis vagos (aunque suficientes) conocimientos de astronomía contribuyen a que pueda imaginar la posibilidad de que este mensaje sea leíd