Capítulo 9, Acto II «Mi hija y la ópera»

Párrafo del Capítulo 9, Acto II, de Mi hija y la ópera:

«Supe con el tiempo que, en el pueblo, a los amigos de mi padre los denominaban como «Pedro el listo», y, a Juan, como «El Chapicas» o «El hijo del Chapas». Pedro formaba parte de una distinguida familia con alto nivel adquisitivo. En la localidad co­rría una leyenda en torno a una tía suya que, por los años cincuenta, en un ataque de locura por celos, seccionó con un cuchillo el cuello de su hijo de menos de un año (que debía de ser primo de Pedro), cuya cabeza decapitada dejó macabramente sobre la cama para que su marido contemplase aquella aterradora imagen. Ella acabó arrojándose a las vías al paso de un tren. Juan, en cambio, pro­venía de un origen humilde, se podría decir que marginal, vivía con sus padres y otros familiares en una cochambrosa vivienda en la periferia del pueblo, en el más absoluto olvido. Por fortuna, una vez finalizado el Mundial, sus escarceos nocturnos fueron descendiendo. Y me alegro ya que, en ocasiones, les escuchaba bromear con acudir a un club de carretera cercano a la Venta del Olivo, algo que a mi corta edad ya me parecía de actitud pecaminosa.»

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Página 9 de «Mi hija y la ópera»

Isidoro Galisteo, de Úbeda, Jaén