Obertura «Mi hija y la ópera»

Fragmento de la Obertura de Mi hija y la ópera:


«Sería que visualizó su postura en forma de cruz sobresaliendo en el agua que volvió a adentrarse en casa con premura, dejando tras de sí un reguero acuoso desde la entrada hasta su dormitorio; agarró el crucifijo que presidía la pa­red sobre el cabecero de la cama, lo empuñó desde el lado inferior del tra­vesaño largo de la cruz, como si fuera un hacha, descendió corriendo las escaleras arrimándose al piano y lo estrelló varias veces hasta romper la figura de madera, abollando la superfi­cie del piano y dejando restos de astillas en sus dedos.»


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Página 9 de «Mi hija y la ópera»

Isidoro Galisteo, de Úbeda, Jaén